¿Por qué fallan tanto las encuestas electorales?
Parece que los fallos de previsión no afectan únicamente a las encuestas electorales realizadas en España. Hemos visto ejemplos de los errores que se han cometido durante los últimos años en otros países (EEUU).
La explicación de los sesgos no se debe a un único factor. En primer lugar, la aleatoriedad de la muestra es cada vez más difícil de garantizar. Las encuestas telefónicas tienen un sesgo evidente. La gente joven es menos propensa a contestar y los mayores, aquellos que normalmente colaboraban, también muestran agotamiento, después de las innumerables ocasiones por las que son contactados para contestar a encuestas de todo tipo y llamadas comerciales.
Los mayores son contactados más a menudo a través de números fijos, los más jóvenes a través de móviles, pero las muestras aleatorias de números móviles son menos utilizadas por la complejidad de su actualización y acceso.
Por otro lado, las personas en general son cada vez más reacias a expresar sus opiniones cuando son contactados por teléfono o bien presencialmente. Este hecho introduce un sesgo importante en las estimaciones difícil de cuantificar.
Peor aún es el caso de las encuestas online. El perfil del panelista no representa al conjunto de la sociedad, y por este motivo, el diseño de una encuesta online para estimar la intención de voto no es precisamente la metodología más recomendable.
¿Que soluciones hay?
Han cambiado los tiempos, y del mismo modo, las metodologías de trabajo deben cambiar y ajustarse a las nuevas circunstancias. El análisis ahora es más complejo. Las fuentes de datos más diversas, y precisamente en el mundo del Big Data, lo necesario es poder acceder datos “no contaminados” por sesgos inducidos por preguntas directas de un entrevistador o por una encuesta online no representativa del universo objeto del estudio.